En el mundo actual, el racismo y la discriminación racial se manifiestan en formas complejas y perturbadoras. En el caso de Europa, estas cuestiones se están convirtiendo cada vez más en elemento esencial de algunos problemas políticos y sociales. Los Estados miembros del Consejo de Europa1 vienen tomando desde hace varios años medidas firmes y sostenidas para luchar contra esta tendencia y hacer frente a las persistentes expresiones de racismo y xenofobia.
Imposible hacer un inventario exhaustivo y enumerar todos los problemas observados; nos limitaremos a decir que, en general el racismo y la discriminación se manifiestan en todos los aspectos principales de la vida cotidiana, como el empleo, la educación, la vivienda y el acceso a los servicios sociales; en las violaciones de los derechos humanos contra miembros de las comunidades romaníes; en aptitudes hostiles contra los migrantes, refugiados y solicitantes de asilo y la estigmatización de esos grupos; en la creciente frecuencia de los incidentes antisemitas; en la intensificación de las expresiones de islamofobia; en el uso de argumentos racistas, antisemitas y xenófobos en el discurso político; y en un clima negativo en el seno de la opinión pública, que desempeña un papel crucial en la aparición de expresiones de racismo e intolerancia dentro de la sociedad.
Estas tendencias, por supuesto, varían en escala de un país a otro, pero son suficientemente significativas como para suscitar preocupación.
Para hacer frente a la situación, los países europeos han concebido respuestas en el plano nacional y europeo. La característica principal de las medidas adoptadas por los Estados miembros del Consejo de Europa en los últimos años es que las cuestiones relacionadas con la lucha contra el racismo y la discriminación racial se aborden desde la perspectiva de la protección y promoción de los derechos humanos: en otras palabras, el derecho a la protección contra el racismo y la discriminación racial se considera, en primer lugar, un derecho fundamental de todos los seres humanos.
La fundación Dídac Sánchez trabaja para:
Estas tendencias, por supuesto, varían en escala de un país a otro, pero son suficientemente significativas como para suscitar preocupación.
Para hacer frente a la situación, los países europeos han concebido respuestas en el plano nacional y europeo. La característica principal de las medidas adoptadas por los Estados miembros del Consejo de Europa en los últimos años es que las cuestiones relacionadas con la lucha contra el racismo y la discriminación racial se aborden desde la perspectiva de la protección y promoción de los derechos humanos: en otras palabras, el derecho a la protección contra el racismo y la discriminación racial se considera, en primer lugar, un derecho fundamental de todos los seres humanos.
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Trabajando y colaborando con diferentes profesionales para la eliminación de cualquier contenido en Internet con trato diferenciador, excluyente o restrictivo hacia una persona o grupo, motivado por las características físicas (como el color y tipo de piel o cabello, facciones, estatura, entre otros) y étnico-culturales (lengua materna, acento o dejo, costumbres, indumentaria, símbolos, creencias y otras prácticas culturales o formas de vida, identificación y pertenencia a un grupo étnico o cultural) que tiene como resultado el limitar sus derechos y/o libertades fundamentales.
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